Ibiza: el paraíso español

Autoría: Feris+Biz

Encontré la definición de paraíso en Ibiza. Nadar en esas aguas azul turquesa con las praderas de posidonia en el fondo, es un auténtico privilegio. Resulta relajante el hecho de estar sin gente alrededor, de no escuchar nada más que el sonido de un mar en calma. Es una sensación de tranquilidad, por cierto, sensación difícil de encontrar en cualquier otro sitio. 

La ciudad acaba consumiendo las ansias de libertad del individuo: los horarios, las prisas, el bullicio…  Además está muy contaminada. Recuerdo especialmente el momento en el que el avión atravesó la capa gris que cubre Madrid.  Una vez quedó atrás, el cielo estaba completamente despejado, y por lo tanto, se podían apreciar las fincas de Cuenca.

Cuando se pasa del desasosiego de la capital a la imperturbabilidad de una cala, se percibe un fuerte contraste. Ya no hay nada de lo que preocuparse, sólo de disfrutar. Es precisamente lo que yo he hecho, aprovechar los días al máximo.

No existe lugar igual en España. El paisaje es totalmente distinto al que estamos acostumbrados. En la costa podemos apreciar lugares vírgenes a los que sólo se accede en todoterreno o en barco. 

Es raro encontrarse gente en estos sitios, normalmente no  hay más que gente local, porque no tienen carretera, solo un camino polvoriento polvoriento. No desean asfaltarlo para evitar deteriorar este precioso paisaje.

Punta Galera desde el camino alternativo.

La gente local es muy amable. En mi caso,  no dudaron en invitarme a probar su característica bebida de hierbas ibicencas. Esta bebida tiene su origen en siglo XIX, cuando el comerciante Juan Mari Mayans la creó gracias a sus conocimientos acerca de estas hierbas, y a su interés por la destilación. Es una bebida muy fuerte y densa, en ella se aprecian las hojas, por ejemplo de tomillo o romero.

Recuerdo en especial a un hombre que me habló sobre un camino alternativo por la costa. Gracias a sus indicaciones, pude disfrutar los preciosos acantilados desde San Antonio hasta cala Llosar. Toda la zona entre cala Salada y Punta Galera no tiene nada de cobertura. 

Me ha gustado especialmente el embarcadero que se puede ver en la imagen de la izquierda, es una auténtica piscina natural.

La vegetación es un tanto peculiar. Hay muchos pinos, de hecho hay uno enorme (Pi ver de Can Besuró), ¡mide 12 metros de altura y tiene una copa de 25 metros! Durante la excursión en todoterreno, he visto en el interior de la isla, vides, naranjos y limoneros. 

Hay muchas empresas que llegaron a Ibiza para hacer vino de gran calidad.

Respecto a la fauna, podemos decir que los animales más interesantes se encuentran en el mar. Por eso es muy recomendable practicar esnórquel. Aunque es posible llevar un buen susto, como el que recibieron los bañistas de la cala del moro, al ver un tiburón de dos metros.

El reptil que están viendo, es una lagartija de las Pitiusas. Habita en zonas pedregosas.

Otro potencial que tiene, es la música dance y house. Las calles están repletas de locales de ocio y discotecas. Muchos clubs, tienen una capacidad para más de 3000 personas.

Hay conciertos al aire libre, que presumen de tener siempre un artista internacional como cabeza de cartel, tanto en San Antonio como en Ibiza ciudad. Se puede ir de fiesta cualquier día de la semana, hay buen ambiente incluso los lunes.

El atardecer es espectacular. Me quedaba contemplándolo durante varias horas hasta que oscurecía totalmente. Iba lejos del núcleo urbano para evitar el ruido y la luz artificial. A continuación, regresaba con una linterna por un camino próximo al acantilado.

Todo cuanto uno puede desear se encuentra aquí. Me comentaban varias personas que he conocido, que tras unas vacaciones decidieron establecer su residencia principal en la isla.  Decían mientras señalaban el mar: «Es como en un videojuego, estando sin vidas. Las vidas se recargan automáticamente sólo con ver todo esto»

Antes del viaje me encontraba cansado y con ansiedad, pero al poner un pie en este sitio, me sentí lleno de energía. Durante mi estancia, me sentía como si siempre hubiera estado allí, porque me hizo olvidar todo lo vivido anteriormente. Todas mis inquietudes desaparecieron completamente, mis sentidos se centraron en percibir todo lo que acontecía a mi alrededor, y mi mente,  estaba entretenida almacenando momentos bonitos.